Alejandro Marañón: ¿cómo ve el hombre el amor?

Tres amigos, El Sinkler (que le declara su amor a todas), El Rafa (que se acuesta con todas) y El Gabo (que no puede vivir su madre) y la madre del Gabo son los personajes de “Los Mulas”, la nueva obra de teatro escrita y dirigida por Alejandro Marañón, que se vuelve a presentar mañana viernes 6 de abril, en una única función que comenzará a las 20:00 en Jazz Stop (frente a la Plaza de las Banderas). En esta pieza, que se estrenó a principios de marzo en el mARTadero, actúan: Gabriela Melendres, Gabriel Caballero, Gabriel Martínez y Bismar Chávez.

“Me puse a pensar ¿sobre qué podría escribir?, tal vez sobre algo que llegue a todo el mundo y que mueva su ser íntimo y sensible para que los llene de paz y así, uno a uno, llene de paz a la humanidad.  Luego me dije: No, yo no tengo la capacidad para escribir eso. Es más, eso no me interesa, ni me compete a mí, lo siento mundo. ¿Entonces de qué hablo? y decidí hablar de lo más cercano que tengo y de lo que soy: un verdadero sobreviviente y contar mi triste historia con el amor, y decidí hacerlo a través  de tres amigos y una madre –porque creo que la historia de amor de un hombre no es la misma sin sus amigos y su madre; que casi, casi, tienen la culpa de todo–.  Entonces me hice la pregunta clave, ¿cómo ve el hombre el amor?”. Así es como comenzó el proceso creativo de “Las Mulas”, según cuenta Alejandro Marañón, director del elenco Madrastra en una entrevista virtual con Plaza Catorce

Esta obra es la quinta que dirige Alejandro Marañón.  “Empecé con ‘La edad de la ciruela’ de Arístides Vargas. ‘Riñón de cerdo para el desconsuelo’ de Alejandro Ricaño –la dirigí con Ana Sánchez, ex fundadora de Madrastra–.  ‘La buenas muertes’ de Gabriel Calderón.  ‘La cantante calva’ de Eugene Ionesco  y ahora ‘Los Mulas’”.

Para Alejandro “es vital seguir escribiendo. ‘Los Mulas’ me ha dado paso a pensar en la siguiente obra.  Es de mi interés abrir un taller de teatro donde pueda experimentar y empezar una obra sin texto y sin palabras, posiblemente también apunte a la masculinidad, y formación permanente, claro”, cuenta. Además, Alejandro Marañón está trabajando con el elenco de La Mala Teatro, una obra de clown.   “Estoy participando en una producción de Sergio Fernández, que imagino saldrá a la luz en un par de meses”, adelanta el actor, director de teatro y dramaturgo.

En la siguiente entrevista y a propósito del Día Internacional del Teatro que se celebró el pasado 27 de marzo, Alejandro  habla sin pelos en la lengua sobre el teatro cochabambino y la actuación.

 ¿Cómo entraste al mundo del teatro?

Yo era el niño que sacaban en las horas cívicas para recitar un poema, para hacer de Cristo, para vestir de campesino, etcétera. Después, fui el chico que le gustaba hablar o que hablaba bien y que podía hacer teatro o que hacía reír a la gente, y sobre el final del colegio era el joven que sabía que el teatro le gustaba pero no sabía cómo seguir ni dónde.  Un tiempo después vi “Feroz” de Diego Aramburo y no me imaginaba que el teatro pudiera hacerse así, me encantó, después vi la “Iliada” de Cesar Brie y ya quedé completamente embrujado.  Empecé a tomar talleres con Diego, a contactar a grupos, a hacer obras; pequeñas obras, grandes obras, a ser sombra # 23, a asistir a lecturas, a conocer gente de teatro, a leer teatro, otro teatro y más teatro y de ahí vengo.

¿Cómo decidiste quedarte en el mundo del teatro?

Con los amigos decimos, uno nunca sabe por qué hace esto.  A veces pienso que me gusta decirle cosas a la gente, pero de forma interesante, me gusta que la gente se ría, que piense, que se emocione.  ¿Cómo decidí? Fue cuando me dijeron tú no puedes hacer esto.  Cuando me quedaba horas viendo a mis amigos ensayar.  Fue cuando me quedé sin grupo, cuando me enamoré y decidí quedarme en un grupo, cuando me di cuenta que tenía muchas cosas más que decir y decidí hacer mi propio grupo, cuando me quedé otra vez sólo y decidí morir en el intento y sigo aquí.  Hoy veo a tantos como yo, algunos más locos, nivel: Dios por el teatro, que me hace pensar que éste es mi camino.  Ahora hay algo escalofriante, se dice que en realidad la puerta es la que elige, no el hombre.  Esto te agarra o te deja.

¿Qué opinas del teatro que se hace y se presenta en Cochabamba?

Creo que somos una generación de la que se hablará mucho en el futuro.  Para hacer un ensayo de cómo se hablaría creo que se dirá: ¿Te acuerdas cuando en Cocha había una obra al mes?, ¿te acuerdas, cuando los “cositos” y los “estitos”, empezaron? ¿Te acuerdas de “la doñita” esa, te acuerdas “del cuatecito” ese y de “la chica” aquella que puteaba a todos? eran nada cuando empezaron, ¿te acuerdas lo que hicieron, te acuerdas quienes han salido de ahí, te acuerdas de sus obras? Había de todo, sí, incluso habían obras interesantes, yo no entendía nada, pero eran interesantes, y algunas una verdadera mierda.  ¿Te acuerdas de sus peleas, de todos sus miramientos? Claro cada panadero alaba su pan.  ¿Te acuerdas como han seguido, te acuerdas el Achá con ocho espectadores? Los súper montajes pero nadie iba  ¿Te acuerdas de los que se fueron, te acuerdas de los que se quedaron, te acuerdas como han aprendido?, de la nada han aprendido.  ¿Te acuerdas del Achá platea llena, te acuerdas de los talleres, te acuerdas como han vuelto a empezar, te acuerdas de los mejores? jajajajja, los mejores, una mierda eran los mejores, los mejores eran otros en realidad, ¿te acuerdas el Adela Zamudio reventando? ¿Te acuerdas cuando se han deshecho los grupos, te acuerdas cuando se han empezado a mezclar?, no habían sido tan giles.  ¿Te acuerdas como se criticaban, te acuerdas que por puro amor se han abierto nuevos grupos, y por puro desamor han muerto grupos?  ¿Te acuerdas tanta gente sin saber dónde ir? ¿Te acuerdas cuando han empezado a escribir? finalmente obras propias, producción a full, todo a pérdida, pero sin abandonar y a full ¿Te acuerdas, el Adela, el Achá, el mARTadero, la Alianza, el Laredo, el Teatro al Aire Libre, Patiño, el CCI, a full con presentaciones?  Generación de mierda era esa.  ¿Y ahora? ahora nos toca a nosotros, ellos ya están viejos, y viejas.  Igual las cosas no han cambiado mucho, sólo se han mantenido vivas.  Tú sabes cumpa, la gente de teatro sólo tiene una oportunidad en esta vida.  ¿Te acuerdas de las “vacas sagradas”? Ahora les toca a ellos.

 ¿Qué ha representado para Alejandro Marañón, este 2018, festejar un año más el Día Internacional del Teatro?

Es recordar mi profesión con muchas preguntas, preguntas como  ¿en realidad qué significa este día?, ¿qué significa para la gente este día?, ¿qué significa para Bolivia este día, o para Cochabamba, qué significa?  Más allá del grito ¡Viva el teatro! es preguntarse ¿a quién le estoy diciendo esto, a mí, a la gente? Y ¿por qué? ¿para qué? ¿Para que esto no muera, para que sea parte de sus vidas?, ¿para que esto no deje de ser parte de mi vida? ¿Por qué y hacia dónde va este día?  Y de pronto caigo en una de las trampas del teatro, preguntarse.  No hay que preguntarse, hay que hacer, preguntarse demasiado jode, hay que hacerlo y ya.  “Hazlo”, decimos en los ensayos, “no lo pienses”, “no se piensa”, “se hace”.  Entonces como mal actor me pregunto todo esto pero como chico que quiere aprender dejo de pensar un poquito y me pongo a hacer.  Todo ese día ha representado hacer de buen actor, es decir planear ensayos, pensar en la siguiente obra, negociar con el espacio, revisar el texto, ensayar y repetir y repetir y repetir hasta el agotamiento, promocionar el evento, buscar fotos, escribir a los actores, putear a los actores, reconciliarse con los actores, en fin.  Por ultimo significó tristeza porque a pesar de todo lo que uno hace, pasa este día, sales a la calle y el teatro es apenas un murmullo. 

¿El estado de cosas en este campo ha mejorado en los últimos años?

Regularmente, en Cochabamba, pasan meses sin estrenarse una obra o sin presentaciones y de haberlas pasan meses en los que las salas de teatro están casi vacías.  Sin embargo, creo que los grupos estamos madurando, hay más presencia de compañías, grupos, colectivos que están preocupados por esta situación, lo cual está muy bien, pero los vacíos no desaparecen, curiosamente.

¿Qué crítica harías si es que hay que hacerla?

Todavía se siente una apatía de nuestro propio gremio a nuestro gremio mismo.  Siempre criticamos a las autoridades pero entre nosotros mismos no nos entendemos, nadie cree en nadie. Y con eso las autoridades no creen en nosotros mismos porque que nosotros no creemos en esto mismo que decimos creer, pero no porque no lo creamos si no porque no creen, ellos, los otros no creen, en lo que yo creo y yo quiero creer o crear.  Al final la cosa se enreda y la culpa es de nadie y todo termina en nada.  Falta entendernos, mejorar la comunicación y trabajar juntos, no revueltos.  

Si tuvieras poder político para mejorar la cultura en Cochabamba, específicamente ¿qué harías?

Escuchar.  Usaría todo mi poder para hacerlo, compraría tiempo, alquilaría espacios, pagaría cinco secretarias para coordinar todos los minutos del día, agendaría horas y horas para escuchar, me haría un lavado de orejas, me daría una ducha fría y me sentaría a escuchar hasta que anochezca y como todo poderoso robaría y robaría descaradamente más tiempo para escuchar a todos los teatreros, danzarines, músicos, pintores, escultores, a los matemáticos, porque también hacen cultura, etcétera.  ¿Y para que escuchar tanto? para aprender, finalmente aprender y no suponer que por ser poderoso entiendo el movimiento cultural de esta jodida tierra por la gracia de Dios.  La idea es aprender algo de lo que soy un completo ignorante, la idea es escuchar y responder.


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