Miguel Sequeiros: El lector en Bolivia, “en proceso de repoblamiento”

Ronald Rodríguez Gonzales (*)

“Soy un escritor que siempre intenta impactar a sus lectores a través de lo que escribe, sea el género que escriba. Como persona soy honesto y sencillo”. Así se describe Miguel Sequeiros, uno de los autores potosinos de literatura de terror más destacados de esta última década.

Aunque muchos lo consideran exitoso porque sus libros se venden como pan caliente, Miguel cree que él como escritor recién está surgiendo: “Lo que logré hasta la fecha fue fruto de mi esfuerzo y dedicación. Muchos viajes por todo el país. Perseverancia y disciplina al momento de escribir. Por sobre todo, disfrutar lo que hago”, explica.
Miguel está a punto de finalizar un libro de cuentos de terror: “Algunos cuentos están escritos a cuatro manos con amigos. Además estoy trabajando en una sinfonía que será mi opera prima en novela”, adelanta.

La siguiente es una entrevista con el autor de “In Memoriam”, una selección de cuentos clásicos de terror desde 1796. “Sanguinum”, cuentos de terror nacionales. “La eternidad del último abrazo”, un romance basado en una historia real. “Gotas de sangre”, micro cuentos de humor negro y terror. “Mientras cae la lluvia”, donde un perro de la calle nos narra sus penurias. También su obra está en las antologías de SUPERNOVA Vol. 1 y 2, la antología nacional de Escritorio Acrónimo; y Micro Terrores, una antología mundial de micro cuentos de terror.

Tus libros son variopintos y no se definen en un género, ¿cuál es la fuente de tu literatura?

Mi fuente de inspiración es mi vida y mis experiencias; tengo preferencia por el terror y horror, no obstante hay momentos trascendentales en mi vida y la de mi familia que siento la necesidad de transmitir, por ejemplo: “La eternidad del último abrazo”, es una historia que mi mamá vivió hace mucho tiempo, por otra parte sentí la necesidad de transmitir emociones que afectan mi vivir: “Mientras cae la lluvia”, es la historia de un perro de la calle narrada en primera persona, con el propósito de impactar a la gente acerca del sufrimiento de esos nobles seres que sufren en la calle por culpa de humanos ignorantes que se deshacen de ellos sin una mayor explicación.

¿Quién es tu mayor inspiración hoy?

Mi mayor inspiración es mi música, mis experiencias y mi diario vivir. Hablando de autores, trato de no encasillarme en un género ni en un autor específico, me gustan tanto los clásicos como los contemporáneos.

¿Cuál es la visión del lector en Bolivia?

Un ser casi extinto que está en proceso de repoblamiento.

¿Cómo está el sur del país en materia literaria?

Está como el salar de Uyuni, lleno de riquezas ocultas sin explotar, los autores están libres a su suerte, sin espacios, sin apoyo, en resumen sin maneras de llegar a un público que creo que ya está cansado de los mismos dinosaurios, considero que hay muchos que ya deberían dar un paso a un costado y dar opción a que surja sangre nueva e insurgente en la literatura.

A la gente que no te conoce aún ¿cómo les vendes tus libros?

Me presento como una opción literaria nueva, les presento mis libros de acuerdo a sus inclinaciones literarias y si no tengo algo que les interese, les recomiendo otros autores o stands si se trata de una Feria.

¿Cuál es tu propuesta innovadora dentro del campo literario?

Usar un lenguaje dinámico, sencillo. Por otra parte, trato de impactar al lector de la manera más agresiva, si es un cuento de terror u horror pretendo lograr incomodar y perturbar su tranquilidad y causar miedo profundo; si es un drama, pretendo lograr lágrimas y tristeza.

Define las ferias del libro de Bolivia

Miopes, con visión estrecha y a corto plazo, sin una intención real de llegar a todo el público lector, en muchos casos tienen la actitud cómoda de cobrar el espacio a un precio exorbitante para el autor y no generar políticas verdaderas de difusión de los eventos, con poner un pasacalles y cinco afiches locos se sienten más que satisfechos y contentos por la sacrificada labor que cumplen. No obstante, no son los únicos culpables, las instituciones públicas llamadas a colaborar son aún peores, ya que son dirigidas por mediocres calienta asientos que no tienen idea de organizar ni apoyar un verdadero evento literario, pero si se trata de la Feria del vino o de la empanada aparecen rimbombantes propagandas por toda la ciudad con los respectivos protagonistas llenándose la boca y sin la mayor vergüenza de creer que solo ese tipo de eventos son cultura en nuestro país, obviamente ese tipo de eventos tiene recursos económicos ilimitados. Finalmente, un último culpable del fracaso de las ferias es el público, no todos pero muchos buscan solo libros importados y no muestran el menor interés por conocer lo que se escribe en nuestro país.

(*) El autor es escritor boliviano, ganador del Premio Nacional de Literatura Santa Cruz 2011.


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